Desde hace unos años venimos sufriendo un ataque encarnizado contra las medicinas llamadas naturales, suaves o complementarias. Este ataque se ha ensañado muy especialmente contra la Homeopatía.
En algunos países se le ha retirado la subvención gubernamental, en otros el propio gobierno se ha implicado en campañas de publicidad de mal gusto.
Se están haciendo acusaciones muy graves de fraude que afectan a miles de profesionales. Médicos, farmacéuticos, laboratorios que han conseguido, con su esfuerzo y bien hacer, prestigiar un estilo de medicina que cuenta con el aval de más de dos siglos de experiencia y los resultados de decenas de miles de pacientes curados o aliviados, que se sienten agradecidos y, por tanto, igualmente agraviados por dichas acusaciones.
A miles de profesionales médicos, psicólogos, farmacéuticos, fisioterapeutas y otros especialistas o expertos nos vienen acusando de engañar, extorsionar, embaucar y, en definitiva, de robar a nuestros pacientes.
A éstos, a nuestros pacientes, los acusan a su vez de estúpidos, ingenuos y memos.
¡Ya está bien señores! No tienen ni autoridad ni vergüenza para insultar así a cientos de miles de ciudadanos que prestan o reciben servicios de una medicina suficientemente experimentada y muy bien valorada por los usuarios.
Hemos aguantado estoicamente durante años los ataques indiscriminados, infundados y muy ofensivos de un conjunto de indocumentados defensores de una supuesta ciencia médica basada en la evidencia, es decir, defensores de un fantasma, porque no existe tal cosa.
Por último, no hay que olvidar que, a día de hoy, la homeopatía sigue teniendo consideración de medicamento y está protegida por las leyes europeas.
¿EN QUÉ SE BASAN LAS ACUSACIONES A LA HOMEOPATÍA?
EL MEDICAMENTO HOMEOPÁTICO NO CONTIENE SUSTANCIAS ACTIVAS
EL DESCONOCIMIENTO DEL MECANISMO DE ACCIÓN
- NO RECONOCER EL PODER DE LAS DILUCIONES INFINITESIMALES
NO TENER SUFICIENTES ESTUDIOS CLÍNICOS.
EXIGENCIA DE MISMOS CRITERIOS QUE PARA LA MEDICINA QUÍMICA.
VEAMOS ESTOS PUNTOS, UNO POR UNO:
I) EL MEDICAMENTO HOMEOPÁTICO NO CONTIENE SUSTANCIAS ACTIVAS:
Es este uno de los principales argumentos en contra de la homeopatía.
Se insiste en que es un fraude porque no hay sustancia química.
A pesar de haber sido repetido hasta la saciedad por supuestos expertos, demuestra el enorme desconocimiento que suelen tener sobre aquello que tan gratuitamente atacan.
Lo verdaderamente cierto es que más del 70% de las ventas de homeopatía que se expenden en este país sí tiene moléculas activas y sí hay sustancia química en ella, principalmente de origen vegetal o mineral.
¿Qué ocurre con el otro 30%?
Las diluciones homeopáticas se especifican con un número y unas letras, que se corresponden con diferentes tipos o grados de dilución.
Las más comunes son las DH y CH. Las diluciones DH tienen sustancia química detectable y las diluciones CH la tienen hasta la 12 CH. Por encima de la 15 CH no la contienen, pero eso no significa que sean placebo.
Por tanto, es importante que quede claro que aproximadamente un 70% de las prescripciones homeopáticas contienen principios activos registrados y avalados a nivel terapéutico.
Por tanto, la afirmación de que en homeopatía no hay sustancia química que justifique una acción terapéutica es ROTUNDAMENTE FALSA (al menos en un alto porcentaje de las prescripciones).
II) NO HAY UNA EXPLICACIÓN SATISFACTORIA DEL MECANISMO DE ACCIÓN:
Efectivamente, como hemos visto, ciertas diluciones van más allá de la posibilidad de que en el preparado prescrito quede una sola molécula de sustancia activa.
¿Cómo explicar que estas diluciones tengan un efecto terapéutico?
A este respecto son múltiples los ensayos, pruebas y experimentos que han intentado demostrar que cuando una dilución acuosa ha contenido una cierta sustancia en ella, se produce una alteración en la disposición molecular que puede permanecer incluso más allá de la desaparición de la sustancia diluida.
Es decir, en el proceso de dilución queda modificada la estructura del disolvente, que es la que aporta las propiedades que se utilizan en la terapéutica homeopática.
Los primeros experimentos a este respecto fueron realizados por el investigador Jacques Benveniste.
(LA LECTURA DE LO QUE SIGUE PUEDE RESULTAR COMPLICADA PARA QUIENES NO ESTÉN ACOSTUMBRADOS A LA TERMINOLOGÍA. PASAR EN ESTE CASO A LA DIRECTAMENTE AL SIGUIENTE PUNTO)
Benveniste era en 1984 el director médico de investigación en el “Inserm” (Instituto Nacional de la Salud e Investigación Médica), una de las principales instituciones científicas de Francia. Era, entre otras cosas, un reconocido especialista mundial en los mecanismos de la alergia y la inflamación, habiéndose destacado en 1971 por el descubrimiento del PAF (Platelet Activating Factor – Factor Activador de Plaquetas), mediador implicado en el mecanismo de patologías como el asma.
Fue en dicho año cuando puso en evidencia, por azar, los fenómenos llamados de alta dilución, que los medios de comunicación —no él— bautizaron como “la memoria del agua”.
Benveniste tomó un suero de sangre humana, con leucocitos basófilos e IgE (Anticuerpos) y lo mezcló con una solución preparada a base de sangre de cabra. Esta segunda solución contenía anticuerpos anti IgE humanos (abreviaremos “aIgE”). Cuando IgE y aIgE se encontraron, se desarrolló en el tubo de ensayo, como cabía esperar, una reacción alérgica Ag-Ac, idéntica a la que se produce en el cuerpo humano, generándose grandes cantidades de histamina.
Hasta aquí nada nuevo. Pero entonces se le ocurrió empezar a diluir el suero hasta ver en que grado de disolución empezaba a disminuir, o cesaba, la reacción. Lo diluyó diez veces, veinte, cien veces y así continuó, hasta llegar incluso a eliminar del mismo la presencia de aIgE. Sin embargo, la reacción se seguía produciendo, continuando la liberación de histamina con la misma intensidad. Reprodujo este experimento setenta veces, con el mismo resultado y en 1988 publicó sus resultados en la revista “Nature”.
La impresión es que, de alguna forma, el agua se había quedado “impregnada” misteriosamente de la información antigénica que disparaba la reacción alérgica, exactamente igual que en presencia de los antígenos reales. En conclusión, parecía retener una “memoria” de la solución original de aIgE.
Fue inevitable relacionar estos resultados con la acción de la Homeopatía, que trabaja con muy altas diluciones, en las que no existe ya la materia química de la sustancia de que se parte.
Probablemente fue ese el origen de la polémica mundial que se desató a continuación. Se hicieron réplicas del experimento, que resultaron fallidas. Benveniste cayó en descrédito y su carrera fue arruinada. Sus experimentos no se quisieron ver objetivamente, sino que fueron el objetivo de la lucha entre los detractores a ultranza de la Homeopatía, en tanto que sus defensores se aferraban a ellos desesperadamente, como la prueba que validaría definitivamente la base científica de su ciencia.
Nadie más quiso saber nada de todo ello hasta que en el año 2004, la científica Madeleine Ennis, de la “Queen´s University of Belfast”, los volvió a replicar con éxito. Sus resultados fueron publicados en “Inflammation Research”. Ironías del destino, en octubre de 2004 Benveniste fallecía, en el curso de una intervención quirúrgica.
Nada reseñable volvió a ocurrir en este asunto, hasta que el 27 de octubre de 2007 Luc Montagnier expuso su hipótesis de la existencia en el agua de nanoestructuras relativamente estables, capaces de memorizar, al menos parcialmente, una información genética. Luc Montagnier recibió el premio Nobel 2008 de física y medicina por su participación en el descubrimiento del VIH.
Cuando hablamos de Luc Montagnier, por tanto, no estamos hablando de cualquier novato o advenedizo. Su carrera ha transcurrido en el Instituto Curie y el Instituto Pasteur, dos entidades de sobrado prestigio.
En 2005 su equipo puso a punto una nueva tecnología biofísica. Se trata de detectar, en la sangre de los pacientes que sufren de enfermedades degenerativas crónicas, las ondas electromagnéticas inducidas en el agua por el ADN de las bacterias y de los virus patógenos. El equipo descubre que, en determinadas condiciones, el plasma de pacientes afectados por enfermedades infecciosas puede emitir señales electromagnéticas de baja frecuencia, en alta dilución en el agua. Estas señales provendrían de nanoestructuras estabilizadas inducidas en el agua por determinadas secuencias de ADN de los agentes patógenos. Los resultados fueron presentados en 2009. La técnica se basa en una filtración de la solución de bacterias, extracción y diluciones de su ADN. Es necesario agitar la dilución para que sea activa, lo que recuerda el fenómeno de dinamización de los medicamentos homeopáticos. “Mi idea es que las transformaciones del agua podrían emitir estas ondas. Las estructuras materiales comunican mediante intercambio de ondas. La materia viva es ondulatoria.”
Otros estudios con altas diluciones o diluciones infinitesimales:
Christian Doutremepuich (profesor de la Universidad de Burdeos) estudió las altas diluciones de ácido acetilsalicílico AAS (Aspirina), midiendo su efecto protrombótico de las diluciones del AAS, es decir favorecedor de la coagulación, en contra del uso habitual de las preparaciones de dicha sustancia como antitrombótico (inhibidor de la coagulación). Es decir, reduce el tiempo de hemorragia, al aumentar la agregación plaquetaria.
La dilución 15 CH (10 elevado a -30) está más allá del “muro de las moléculas” y, sin embargo, actúa en el animal.
Desde 1987 este modelo ha dado lugar a unas veinte publicaciones.
Otro investigador de las altas diluciones es Jean-Louis Demangeat, Jefe del servicio de Medicina Nuclear en el centro hospitalario de Haguenau. Trabajó con altas diluciones de histamina, manganeso y sílice-lactosa. Dice: “el conjunto de nuestros trabajos demuestra la conservación de una huella de soluto inicial, físicamente detectable por resonancia magnética a ultra-alta dilución, y más allá del límite de Avogadro. Esta huella parece que es sostenida por nanoestructuras que incluyen varios cientos de moléculas de agua…”
Louis Rey fue biofísico pionero del estudio de las altas diluciones, basándose en las técnicas de termoluminiscencia y fluorescencia. Sus trabajos permitieron demostrar la especificidad física de las diluciones homeopáticas, contribuyendo a un mejor conocimiento del medicamento homeopático.
¿CONOCEMOS CON EXACTITUD CIENTÍFICA EL MECANISMO DE ACCIÓN DE LOS MEDICAMENTOS DE SÍNTESIS?
Tal vez muchos de los que leen esto no sepan que gran cantidad de los medicamentos convencionales salen al mercado sin conocer su mecanismo exacto de acción a nivel bioquímico y muchos otros siguen a día de hoy sin poder explicar su mecanismo de acción.
La aspirina estuvo decenas de años en el mercado sin conocerse su mecanismo de acción, hasta que se descubrieron las prostaglandinas en 1971.
Como ejemplo de lo que decimos, ya en tiempos actuales, tenemos estas dos referencias (año 2020):
1) Copia textual de vademecum sobre el medicamento Perampanel (antiepiléptico):
Aunque el mecanismo exacto por el que ejerce sus efectos antiepilépticos en los seres humanos todavía no está totalmente elucidado su administración se asocia a una disminución de la frecuencia de las crisis convulsivas.”
2) Copia textual del prospecto de Pristiq, antidepresivo (cima: agencia española de medicamentos y productos sanitarios):
Pristiq es un antidepresivo que pertenece a un grupo de medicamentos denominados inhibidores de la recaptación de la serotonina y la noradrenalina (IRSN). No se conoce completamente cómo funcionan los antidepresivos, pero pueden ayudar a aumentar los niveles de serotonina y noradrenalina en el cerebro.
Podría asegurar que de casi ningún fármaco se conocen todos los efectos sobre los miles de rutas metabólicas y bioquímicas del organismo.
EN OTROS CASOS ES PEOR:
Recordemos el episodio de la Talidomida en los 60 y la cantidad de neonatos que nacieron sin brazos o sin piernas. ¡Por un medicamento para prevenir las náuseas del embarazo!
haciendo un poco de historia podríamos agregar que muchos fueron descubiertos por casualidad, como Viagra. Muchos se utilizaron durante décadas sin saber cómo y porqué actuaban.
Podemos decir: eran otros tiempos, nada que ver con lo actual, mucho más científico y controlado. Ojalá fuera cierto, pero seguimos lanzando medicamentos sin saber todo sobre ellos.
Decía también Joan Ramon Laporte, en un artículo que comentaré más adelante: “Los laboratorios no dan acceso público a los ensayos clínicos”; es decir, están violando las leyes fundamentales de posibilidad de reproductibilidad de sus ensayos y comprobación de la veracidad.
PARA CONCLUIR:
Decir que, si bien la terminología utilizada en determinadas expresiones y conceptos de la homeopatía clásica se mantiene tal vez un poco anticuada, por otra parte hay una investigación puntera dirigida a conocer y explicar su mecanismo de acción. De hecho, hay suficientes datos que apuntan hacia la comprobación de que las altas diluciones pueden modificar el solvente (agua o dilución hidroalcohólica) mediante la creación de estructuras ultramicroscópicas (nanoestructuras) que aportarían propiedades del soluto a la dilución, más allá de la desaparición del soluto por sucesivas diluciones.
III) EN CUANTO A ESTUDIOS CLÍNICOS:
Son cientos, si no miles, los estudios clínicos que avalan la efectividad de la homeopatía.
Aunque muchos de ellos no reúnan los estrictos criterios de la industria farmacológica, son suficientes para demostrar su efectividad.
En cualquier caso, desde fines del siglo XVIII hasta nuestros días, cualquier mente abierta y razonable puede pensar que es imposible mantener una medicina basada, según nuestros malintencionados adversarios, en dar bolitas de azúcar para cualquier enfermedad.
Se pueden mantener durante ese tiempo, y mucho mayor, sistemas de creencias que afecten a conceptos no tangibles, filosóficos, políticos o espirituales, pero nunca relacionadas con la salud y la evidencia de la curación.
Además, según estudios del Instituto Nacional de Estadística, gran parte de los usuarios habituales de la homeopatía son personas de un nivel cultural medio o alto, por lo tanto, más difíciles de engañar con señuelos o artimañas. Un altísimo porcentaje declaran estar satisfechos o muy satisfechos con ella.
La homeopatía se utiliza con éxito en bebés, como muchos pediatras saben, se utiliza en veterinaria y es el medicamento de elección en la crianza de ganado para carne ecológica. En estos casos, sólo cuando la homeopatía no esté indicada, se pueden administrar medicamentos de síntesis química.
Un informe australiano controvertido:
La “Comisión Nacional de Salud e Investigación Médica de Australia” (NHMRC) ha hecho público finalmente el primer informe australiano sobre la efectividad de la homeopatía, elaborado en 2012, y que hasta ahora se había negado a publicar.
Este primer estudio difiere del que se publicó en 2015 y que se ha utilizado profusamente para desacreditar la homeopatía no solo en Australia sino en todo el mundo.
El informe inicial, que ahora ve la luz, revela que existen evidencias alentadoras de la efectividad de la homeopatía para distintas patologías como la otitis media, las infecciones respiratorias de vías altas en adultos o los efectos secundarios de las terapias contra el cáncer.”
IV) EXIGENCIA DE LOS MISMOS CRITERIOS:
Otro punto controvertido y exigencia de los grupos de presión sobre los medicamentos homeopáticos es igualar los criterios de experimentación con respecto a los medicamentos de síntesis química.
A ese respecto debo decir que me parecería razonable, siempre que se iguale también el nivel de tolerancia de muertes y efectos secundarios.
Es decir, cuando la medicina química pueda igualar la inocuidad de sus productos, estarían ambas en condiciones de igualdad.
Como las muertes por fármacos se cuentan por cientos de miles al año en el mundo, no es justo que se pida una exigencia de seguridad igual para un gránulo, que no ha matado jamás a nadie en 200 años.
No es igual el riesgo y la toxicidad. No son las mismas medidas de seguridad las que se deben exigir para manejar una bomba que para una cerilla.
No es igual tampoco la publicidad que se da a un fallo de un medicamento, aunque sea una muerte, que a uno de homeopatía, aunque no sea culpa de la homeopatía sino tal vez de un error médico, como pueda haber en la medicina convencional sin que nadie le dé tanta publicidad.
Joan Ramon Laporte, catedrático de farmacología de la UAB, decía en 2016:
“Los medicamentos son la tercera causa de muerte, tras el infarto y el cáncer. Según estudios hechos en EEUU cada año mueren 100.000 personas directamente por efectos adversos de medicamentos. En España suponen algunos miles.
Las enfermedades causadas por los efectos secundarios de medicamentos son incontables.
“En Cataluña hay entre 6.000 y 9.000 fracturas de cuello de fémur al año. Entre el 13 y 14% de ellas tienen que ver con omeprazol y medicamentos análogos: es decir de 780 a 1.260 fracturas al año por medicamentos, sólo en Cataluña.
Yo me hago la siguiente pregunta:
¿Dónde está el límite de muertes que se han de tolerar a un fármaco?
En cuanto a los efectos secundarios:
El actual modelo químico de la medicina y las soluciones basadas exclusivamente en productos químicos de síntesis nos han llevado a paradojas como las siguientes:
- Tenemos medicación para la ansiedad que produce adicción y puede producir ansiedad.
- Medicación para el cáncer que favorece las metástasis.
- Medicación para la depresión que favorece los suicidios.
- Medicamentos para la osteoporosis que producen necrosis y fracturas óseas.
- Medicamentos para el dolor que bajan el umbral del dolor, producen adicción y condenan al paciente a atroces dolores frente a los cuales “ya no hay nada más fuerte”.
- Enfermos mayores con más de 8 medicamentos de los cuales la mitad o más son para neutralizar los efectos secundarios de la otra mitad, sin que nadie ponga orden en ese caos en el que frecuentemente hay medicamentos incompatibles entre sí o contraindicados en ese paciente, porque nadie ha prestado atención al conjunto.
- Etc. etc. etc.
¡¿Cómo se va a exigir el mismo nivel de seguridad a ambos productos?!
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