En los años 80, cuando yo empecé a trabajar como médico naturalista, el mundo de los
suplementos naturales estaba comenzando a salir de la simple encapsulación de polvo de
plantas medicinales.
Muchos todavía creen que la medicina natural se reduce a dar unas cuantas infusiones de plantas. Pero este campo ha evolucionado de forma vertiginosa.
En la actualidad la industria de los Suplementos Naturales tiene un proceso de
investigación, desarrollo, elaboración y ensayo que no tienen mucho que envidiar al de los medicamentos químicos de síntesis.
Eso nos ha permitido a quienes trabajamos con ellos poder estar una altura similar en
recursos terapéuticos.
Los suplementos naturales, por ley, no pueden ser considerados medicamentos y, por tanto, no están sometidos a la misma legislación.
No obstante, su utilidad para reforzar los recursos propios del cuerpo, que son inmensos cuando se les sabe potenciar, supone una ayuda preciosa para resolver una enorme cantidad de alteraciones en la salud.
Como valor añadido, no cuentan con la larga lista de efectos tóxicos secundarios que sí
tienen la mayoría de los fármacos.

Nuestro país está actualmente en la vanguardia de laboratorios dedicados a la
Investigación y Desarrollo de nuevas sustancias naturales. Algunos están siendo pioneros en la investigación de recursos para tratamientos coadyuvantes también en patologías graves, como el cáncer.